Ciclistas vs. Automovilistas

Pedaleando por la calle. Mirando la gente pasar. Un malhumorado automovilista me baja de mi nube.
¡Fijáte por donde andas pendeja! Vociferó el señor. Lo extraño de todo esto es que yo iba en mi nube. Pero sin cometer ninguna infracción de tránsito.

Y aquí viene mi queja, que sería algo así como un “Manifiesto del ciclista” en defensa de todos los ciclistas que vamos alegremente, sin contaminar el medio ambiente y pedaleando cuesta arriba y con nuestro amado viento patagónico en contra.

No voy a ser negacionista al afirmar que todos los ciclistas somos considerados con las reglas de tránsito. Pero... si voy a resguardar a los urbanos que sufren como yo el maltrato de los impacientes y cavernícolas que se mueven sobre cuatro ruedas.

No hay derecho a que se sientan superiores por moverse con mayor velocidad, ni aunque el movimiento rectilíneo los favorezca. Porque todos tenemos ganas de movernos por las calles y llegar rápido (aún no comprendo porqué) al lugar al que vamos y llegar sanos.

Tendríamos que aprender que todos podemos circular por las hermosas rotondas creadas por Soria y marearnos. Pero hacerlo sin dejar de respetar al otro a ese ser que se mueve sobre dos ruedas y que pedalea y pedalea.